No hay forma de negar que Bezier se inspiró notablemente en Geometry Wars, pero no sería justo describir al juego como un simple clon. Su apartado visual de luces neón brillantes y frenética jugabilidad dejan más que claro de dónde vienen sus influencias, pero Bezier logra levantarse bajo méritos propios en la forma tan especial en la que usa las herramientas de alguien más.
Quizás la diferencia más obvia entre Bezier y Geometry Wars es que Bezier contiene una historia. Esa historia no es la más memorable y es difícil decidir si acaso se trata de una sátira brillante de narrativas de videojuegos pretenciosas o un intento serio de lo que solo puede describirse como poesía posmoderna, pero de todos modos está ahí y no se siente como algo que sobra. Tenemos una especie de computadora gigante en la que, por razones, están contenidas versiones digitalizadas de todos los seres vivos. Esta narrativa se alimenta por goteo a través de breves voces en off al comienzo de una serie de niveles ramificados en el modo arcade estándar. Sí, esta trama se reduce a vencer a los grandes malos y salvar el mundo digital, muy en la vena de la película de Digimon, pero se armoniza tan bien con la jugabilidad que nos vemos inclinados a ignorar su excesiva simpleza.
Gráficamente, Bezier es sorprendente. El contraste entre el fondo negro y los enjambres de enemigos de colores vivos es efectivo y ofrece una experiencia mayormente clara. La gran cantidad de cosas que suceden en la pantalla hace que las cosas se vuelvan muy desordenadas a veces, especialmente si juegas en un Switch Lite. Afortunadamente, para dar mayor claridad a la acción, Bezier se aparta de sus influencias al usar una barra de energía en lugar de matar con un solo golpe, por lo que hay cierto margen de error. Sin embargo, en dificultades más difíciles, esta barra de energía se puede drenar con bastante rapidez, por lo que debes mantenerte alerta.
Bezier realmente se destaca en su uso de la música, con una partitura dinámica que se mueve entre pistas clásicas y techno. Si bien es absurdo, la voz en off tiene un sentido dramático que también ayuda a motivarte. El gran malo, Magus Domus, se roba el show con algunas burlas fantásticamente extravagantes. Todo el trabajo de sonido en Bezier es un deleite, especialmente para el rango de precio en el que el juego se encuentra.
El modo historia antes mencionado es el primero disponible, con desafíos diarios y una prueba de resistencia desbloqueada mientras juegas. Todos estos tienen tablas de puntuación alta, y la cualidad adictiva de perseguir las iniciales de 3 letras delante de ti te mantendrá jugando hasta bien entrada la noche. Cada modo se puede jugar en 3 niveles de habilidad diferentes, y los más altos ofrecen tanto mayor riesgo como mayores bonificaciones. Aunque Bezier sí es más que un simple high score chaser, esta faceta del juego puede resultar atractivas para los que simplemente buscan una dosis de acción simple que pueden soltar cuando sea tiempo de continuar con otras actividades o bien quedarse pegados a ella por largas sesiones de juego.
Bezier nunca podrá deslindarse de las comparaciones de Geometry Wars, pero sí pudo nutrirse gracias a ellas. No vamos a declarar que un juego es superior a otro, pero sí nos atrevemos a decir que esa dosis de estilo de Bezier no le vendría mal a Geometry Wars.