RESEÑA – Metroid Dread

Aunque en años recientes todo el mundo se ha concentrado en The Legend of Zelda y Super Mario Bros. Como los grandes pilares de Nintendo, no debemos de olvidar que existe una otra franquicia que guarda un lugar importantísimo no solo en la historia de la Gran N, sino en la de la industria de los videojuegos en general. Estamos hablando de la saga de Metroid y ahora, después de lo que pareció una eternidad, tenemos un verdadero nuevo capítulo de la misma en la forma de Metroid Dread, una obra que decide volver al formato clásico que vimos por primera vez en el NES y que ahora podemos apreciar de una manera retro-futurista con todo el poder del Nintendo Switch. Les adelantamos de una vez que la espera ha valida la pena y Metroid Dread es un juego excelente, pero quizá les interese saber exactamente qué es lo que lo convierte en uno. 

Primero que nada debemos de hablar de la presentación. Si bien nos recuerda mucho al juego original del NES y las subsecuentes entregas en el SNES y Game Boy, Metroid Dread tiene algunos momentos en los que su formato 2D se convierte en un 2.5D para efectos dramáticos. Este pequeño detalle no nos deja olvidar que, aunque tenemos un juego que se apega mucho a las tradiciones de su franquicia, estamos jugando una obra moderna que entiende la importancia de la inmersión. 

Otra gran forma en la que Metroid Dread se las ingenia para mantener un pie en el pasado y otro en el presente es un su refinamiento técnico. Los controles y el gameplay se han adaptado a los grandes cambios que ha habido en el genero metroidvania desde la ultima vez que tuvimos un juego en 2D de Metroid: hacen acto de presencia un sistema de contraataque que nos invita a poner atención a cada movimiento de nuestros enemigos y un dash que nos deja navegar velozmente el escenario o esquivar ataques que no podemos enfrentar de momento según sea el caso. Todo representado con un nitidez, velocidad y calidad que sólo el Nintendo Switch puede entregar. 

Esto es bueno, porque vamos a necesitar hasta la ultima pizca de ventaja técnica a la hora de enfrentar a los jefes de este juego. Puesto de una manera sencilla: son los mejores de toda la saga, y no solamente por sus imaginativos diseños, sino porque son genuinos desafíos que podrán parecer insuperables en el primer intento, pero con suficiente paciencia y destreza prueban ser retos para los que nos estábamos preparando en secciones anteriores sin que nos diéramos cuenta. Todo esto es porque hay una clara filosofía enfocada en el crecimiento y evolución constante en el diseño de Metroid Dread, cosas que no sólo se ven reflejadas en nuestra armadura, arsenal y habilidades, sino en cómo poco a poco nuestra coordinación mano-ojo-control fluye de una manera natural. 

No obstante, no todo fluye como agua en una cascada en Metroid Dread; navegar el mundo del juego es complicado. Hay muchas areas ocultas, puzzles complejos y secretos que probablemente no encontrarás durante tu primer intento. Estudiar el mapa detenidamente, probar y fracasar es la única forma en la que podrás averiguar a dónde se supone deberías de ir para progresar con la historia. Es probable que esto sea una fuente de frustración para los jugadores más jóvenes que no están tan familiarizados con el famoso back tracking que definió al genero metroidvania en los años del SNES, pero los veteranos de la saga apreciarán este regreso a la forma que nos hace totalmente responsables de nuestro progreso; para una saga que vio sus orígenes inspirados en la película de Alíen, el no saber a dónde ir y esperar lo mejor cuando nos aventuramos a un pasillo oscuro encaja de una manera perfecta. 

Nintendo vende Metroid Dread como la épica conclusion de al menos una de las principales líneas narrativas de la saga. Los jugadores deben tomar esto según el criterio de cada uno, pues no es probable que la Gran N vaya a poner esta franquicia en el congelador por otra década después de finalmente revivirla. No obstante, si este fuera a ser el ultimo juego de Metroid, la serie se iría en una nota alta: es el perfecto balance entre retro y moderno; entre frenético y tenso; entre desesperante y cautivador. Incluso con la enorme expectativa que sólo más de 10 años pueden crear sobre sus hombros, Metroid Dread se las ingenia para cumplir con hasta el ultimo capricho de los fanaticos e incluso concederles algunos que quiza no sabían que querían.