En años recientes, crear secuelas tardías de sagas que se piensan muertas es una práctica muy común. Tiene diferentes motivos, aparte de hacer mucho dinero, como podría ser acercar una saga clásica a las nuevas generaciones, cómo contar una historia actualizada. Hay muchos ejemplos de esto en la actualidad, y algunos casos como “Blade Runner 2049” y “Jurassic World” han sido exitosos en crítica o taquilla, pero si hay un caso sobresaliente ese es el de “Halloween (2018)”.
Esta cinta era un borrón y cuenta nueva a todas las películas existentes de la saga de Michael Myers, en donde se ignoraban todas las secuelas, reboots y remakes, y se dejaba como canónica únicamente a la primera entrega, desde la cuál se construía una historia continuista y, al mismo tiempo, actualizada. A partir de esta película, todos los estudios querían tener sus propias “Halloween”, y mientras que cintas como “SCREAM 5” lo lograron, otras no tuvieron tanta suerte, sobre todo por un error clave: querer copiar, LITERALMENTE, a “Halloween (2018)”.
“Texas Chainsaw Massacre” es una película de terror dirigida por David Blue García, con guión por parte de Chris Thomas Devlin y con Elsie Fisher y Sarah Yarkin como las protagonistas. 50 años después de los eventos ocurridos en la primera película, un par de chefs/empresarios deciden crear un centro de recreación juvenil en un pueblo supuestamente abandonado de Texas. Y digo supuestamente, ya que una anciana en muy malas condiciones sigue viviendo en el pueblo acompañada de un hombre callado y sombrío, que tiene un pasado bastante violento.
Como ya se imaginarán, un detonante en particular hará que el envejecido Leatherface reinicie su carrera asesina, esta vez con un grupo de millennials y jóvenes de la generación “Z”. Esto podría terminar con un discurso muy interesante sobre como los jóvenes están mejor preparados debido a la mitología creada en Texas por uno de los asesinos seriales más perversos del estado. Pero no, solamente funciona como elemento de una broma del tipo: “jajaja, no puedo vivir sin mi celular, soy inútil”.
Pero fuera de este pequeño detalle, digno de una persona que no se esmera ni un gramo en conocer a la juventud que supuestamente quiere plasmar, podemos ahondar un poco más en lo que quiere hacer esta película: ser una copia de “Halloween”. Verán, mientras que la cinta original que nos presentaba a Michael Myers fue famosa por explotar la sangre y los desnudos en una época donde no era nada común, “The Texas Chainsaw Massacre”, su contemporánea, se hizo popular por mostrar una historia bizarra y visceral que lograba causar miedo y repulsión sin mostrar alguna escena explícita (en lo referente a la sangre o a los desnudos).
Cuando la secuela de “Halloween” fue lanzada en 2018, se expandió la idea original, lo que logró conectar tanto a los fanáticos de antaño como a las nuevas audiencias con una película que rinde homenaje a la original. Sin embargo, en lugar de que “Texas Chainsaw Massacre” hiciera lo mismo, decidieron convertirla en una película de explotación llena de sangre y muertes no tan inventivas.
Obviamente, no podíamos dejar fuera de esta secuela a Sally Hardesty, la “final girl” original, que en esta ocasión regresa con armas y dispuesta a acabar con Leatherface, algo que resulta… inverosímil. Si esto funcionaba en la nueva trilogía de Michael Myers, es porque Laurie Strode, interpretada por Jamie Lee Curtis, ya era una mujer de “armas tomar”, por lo que no resulta increíble que se haya preparado durante tantos años para el regreso del asesino de la máscara blanca.
Por su parte, Sally termina la primera cinta desesperada y desquiciada, pues es una situación extraordinaria donde pierde a todos sus amigos. Es una chica ajena al entorno rural de Texas, por lo que resulta estúpido pensar que haya podido desarrollar habilidades defensivas. Y se nota en la película, donde su personaje se limita a disparar en 3 ocasiones, de manera inútil, contra un Leatherface que parece más invencible que antes.
Hablando del asesino, uno de los detalles más escalofriantes de la película original era que existía toda una familia dispuesta a llevar a cabo los peores actos sólo para torturar y comerse a sus nuevas y jóvenes víctimas. Es comprensible que el hermano del asesino principal no aparezca, ya que lo vimos morir en la primera entrega, pero esto deja fuera al “Padre de familia”, un personaje casi tan icónico de “La Masacre de Texas” como el propio Leatherface.
Y creo que en este último párrafo podemos definir todo: este no es Leatherface, no es la Texas violenta que conocemos. No es “La Masacre de Texas”. Netflix no le hizo mucha promoción a la película, y es entendible por qué: ni siquiera la productora le tenía fé a esta película, que a finales de año, si bien le va, habré olvidado, si no es que se queda entre lo peor del 2022.
En conclusión: no vean “Texas Chainsaw Massacre”. en su lugar les recomiendo “The Texas Chainsaw Massacre”, la película original que pueden encontrar en Prime Video, y con la que pasarán un muy buen mal rato de terror y desesperación. Por mi parte no puedo hacer otra cosa más que decepcionarme por esta película, la cuál ensucia el legado de mi película favorita de terror, y que pondrá el nombre de Leatherface en lo peor de las memorias de las nuevas generaciones.