En la primera iteración de «Godzilla», la que inició la saga del kaiju más famoso del cine, el titular Gojira no aparece en todo su esplendor sino hasta pasada media hora de empezada la cinta. Desde el primer minuto de la película, podemos ver todo el desastre que el monstruo ha causado, profetizando el impacto que nos causará verlo y vaticinando todos los acontecimientos de la película. La desesperación y el miedo que las personas nos muestran a través de sus expresiones nos preparan para ver por primera vez a Gojira en su máxima grandeza.
En los primeros minutos de «Elvis», vemos el mismo caso. El primer plano del otrora «Rey del Rock» se tarda en llegar, no así su influencia e importancia, que se muestra desde el primer momento: el escenario de su primera aparición, las luces, el anunciador y, sobre todo, la expectativa del público nos prepara para ver por primera vez a este legendario cantante. Para comprender la grandeza de Elvis, a Luhrmann, el director, no le hace falta nada más que mostrar la reacción del público, sin mostrarnos un primer plano del cantante protagónico. Pese a ser una introducción increíble, deja en evidencia el principal problema de la cinta: su conflicto entre guión y espectacularidad visual.
Dirigida por Baz Luhrmann y protagonizada por Austin Butler y Tom Hanks, «Elvis» es una biopic que, como su nombre indica, nos mostrará diferentes etapas en la vida del que llegó a ser considerado «El Rey del Rock». Como ya mencioné, y con miedo a perder lectores, la cinta tiene 2 partes enfrentadas que me detienen de recomendar esta película para todo el mundo. Si quieres ver esta cinta por la historia, te advierto que te llevarás una decepción enorme. Si, en cambio, te interesa ver algo potente en lo visual, quizá sea tu película favorita en mucho tiempo.
La historia es narrada por Tom “Coronel” Parker, quien fue el manager de Elvis desde los inicios de su carrera hasta el final de su vida. Con una narrativa no líneal en la primera parte de la cinta, veremos la vida tanto del “Coronel” como de Elvis antes de conocerse, demostrando los inicios en el ámbito de la administración de Parker y las influencias que le darían su particular estilo a Presley.
El director se vuelve a hacer de un gran equipo para construir una película que nos transporta, sin dificultad, al siglo pasado, utilizando colores vivos y contrastes fuertes. Como si el director quisiera que no te distrajeras ni un segundo (volveremos a esto más tarde), siempre hay algún objeto moviéndose en pantalla durante la primera mitad de la cinta, acompañando el rápido y vertiginoso ascenso del “Rey del Rock”.
Podríamos decir que cada escena se siente muy saturada de elementos, pero en lugar de ser un punto negativo, consigue ser una saturación tan estética que se convierte en todo un poema visual. “Elvis” construye escenas que nos transportan a la época de la cinta y nos brindan, sin mucho apoyo del guión, una perspectiva completa de cómo está compuesta la familia de Elvis, así como el contexto de su crianza e incluso la influencia detrás de su música.
Antes de continuar con el apartado de las actuaciones, quiero hacer una pausa para destacar un punto muy importante en la historia de Elvis. En redes sociales ha surgido un movimiento en donde, de manera concienzuda, se está señalando a todas las influencias de Elvis que fueron ignoradas por su color de piel. En la época donde el cantante tuvo su mayor éxito, la segregación racial era más grave que nunca, por lo que al equipo de marketing del cantante de Memphis, así como a diferentes políticos peleando contra la integración racial, les pareció ideal ocultar las influencias de la cultura negra en la música del “Rey del Rock”.
Quizá con algo de blanqueamiento hacia el artista, como en todas las biopics de este estilo, Luhrmann no dudó en retratar la enorme influencia de artistas como B.B. King o Rosetta Tharpe, conocida como la verdadera “Madrina del rock n’ roll”. Incluso muestran la gran cantidad de tiempo que Presley pasaba en los barrios negros de su ciudad para inspirarse. Así mismo, la cinta no duda en mostrar el “despertar sexual” de toda una generación gracias a Elvis, incluyendo a mujeres y a hombres que tenían un irrefrenable e inexplicable deseo hacia este gran cantante.
Como toda biopic que se respete, gran parte del peso de estas cintas recae en el reparto y su desempeño. Pese a que el protagonismo lo comparten Elvis y el ya mencionado “Coronel” Parker, es Austin Butler quien se gana todas las escenas en las que sale gracias a su carisma y a la gran presencia que tiene. Claro, al interpretar a un personaje tan importante para la cultura popular como lo es “El Rey del Rock”, es muy difícil no llamar la atención en pantalla.
Por su parte, y con total seguridad, me arriesgo a decir que Tom Parker es quizá la actuación más débil que ha presentado Tom Hanks en toda su carrera. En parte se debe a que su personaje, protagónico y antagónico a la vez, no es alguien con quien empatices de entrada, por lo que sus diálogos pueden llegar a sentirse más pesados. Sin embargo, precisamente su gran dependencia del guión es lo que lo vuelve un personaje sumamente aburrido.
Aquí es cuando llego al principal problema que tengo con esta cinta. La historia de “Elvis” no se aleja para nada de los biopics más comunes y aburridos que hemos visto mil y una veces en pantalla, siendo un género del que el público ya está visiblemente cansado. Los diálogos son absurdos y aburridos, completamente sacados de una conversación entre 2 administrativos, pero sin hacerlos divertidos o interesantes para el público general. Otras cintas saben manejar esta clase de guión con diferentes elementos, ya sea el planteamiento de musical que tiene “Rocketman” o la dependencia en la capacidad de un actor como es el caso de Rami Malek en “Bohemian Rhapsody”. Dicho esto, ¿cuál es la solución de “Elvis”?
El cine es un trabajo colectivo. Dentro del equipo de filmación, cada miembro tiene su propio trabajo que cumplir para lograr una puesta en escena perfecta. Sin embargo, la dirección lo es todo, y cuando no se tiene un buen guión, es trabajo del director conseguir que todo el staff aporte algo para conseguir un producto de buena calidad. Luhrmann sabe esto, y constantemente, con los vestuarios, la iluminación, el sonido y las actuaciones, nos distrae de un guión que, de otra forma, echaría a perder por completo una película que consigue ser “decente”.
Es difícil escribir reseñas sobre películas. Es aún más complicado escribir algo sobre una cinta que me gusta, pero me es más difícil todavía decir algo sobre una película como “Elvis”, que consigue gustarme demasiado en lo visual, al punto de casi llorar de la emoción en el primer concierto del artista, pero que a la vez considero de lo más mediocre que se ha hecho este año en términos de historia.
Si algo de lo que he escrito les llamó la atención, vayan a ver la película al cine. Si, por el contrario, su interés es poco, les recomiendo esperar hasta que esté disponible en alguna plataforma de streaming. Pero sin duda puedo decir que “Elvis”, aún con todos los problemas que tiene, que no son pocos, me pareció una película disfrutable, y la cuál volvería a ver en la pantalla grande.