Reseñas

RESEÑA – MANEATER

Parafraseando a Jeff Winger de Community, una de las pocas cosas que distingue a la raza humana es nuestra inusual afición hacia los tiburones. Fue un comentario bastante condescendiente, pero acertado. Basta con ver la forma en la que Steven Spielberg exprimió la franquicia de Jaws, como varios canales de cable sacaban varios millones a sus audiencias al dedicar una semana entera de programación a estas bestias del océano, como una botarga opacó a Katy Perry en el Super Bowl XLIX y la forma en la que Bad Bunny anuncia cómo nuestro tiburón ya llegó para comprobar que sí tenemos una fascinación extraña con estos depredadores marinos. Maneater es sólo la manifestación más reciente de ello, pero de una manera inesperada trae algo nuevo a la mesa: nos permite darle una lectura un poco más profunda y quizá hasta romántica del tiburón. Desde sus poderosas mandíbulas hasta la forma cómica en la se arrastra sobre tierra firme para atrapar a su presa. Sí, es probable que eso se vuelva aburrido o repetitivo en algún momento, pero antes de que eso pase, tenemos que admitir que es algo bastante entretenido de ver.

Maneater se rige bajo las mismas reglas de simulación que Goat Simulator, lo que significa que el realismo pasa a un segundo o hasta tercer plano en favor de la diversión y comedia mecánica. Esto no significa que Maneater tenga las mismas físicas rotas que Goat Simulator, de hecho, en repetidas ocasiones podemos apreciar una gran atención a los detalles que hace de interactuar con el juego algo bastante inmersivo. Esta ilusión se rompa rápidamente, sin embargo, cuando nuestro tiburón salta a tierra firme para continuar sembrando el caos o vemos cómo le crecen protuberancias que estarían más ad hoc en un cuento de Lovecraft o ese episodio abisopelágico de la primer temporada de Bob Esponja.

Romper la ilusión de realismo no es algo intencional, pues el juego parece querer hacer burla de sí mismo al parodiar en esencia un reality show tipo Deadliest Catch y un especial de Animal Planet al mismo tiempo. Si asumes que esto resulta en una narrativa pobremente ejecutada sin pies ni cabeza, estarías en lo cierto, pero la ridiculez innata de Maneater nos tienta a no restarle tantos puntos por esto. Después de todo, si quisiéramos criticar la falta de lógica argumental de un juego que nos pone en control de un tiburón acompañado por narración proporcionada por el actor de Jerry de Rick & Morty, no sabemos qué tanto mereceríamos esa autoproclamada altura moral.

Dejando de lado la presentación y filosofía barata que Maneater ostenta, lo que nos queda es un simulador inherentemente divertido. Uno esperaría que la diversión de ser un tiburón comiendo gente se tornara aburrida de forma rápida, pero hay mucho contenido que mantiene viva la experiencia por más tiempo del que esperábamos. Los coleccionables motivan a la exploración, las misiones premian la creatividad y la comedia mecánica que hay de por medio es la excusa perfecta detrás de la rejugabilidad. El problema es que nada de esto es realmente suficiente como para extender la vida útil de Maneater poco más allá de la duración estándar de su campaña. De la misma forma que Goat Simulator puede tornarse aburrido por la forma en la que agotamos las posibilidades de juego, Maneater se vuelve tedioso cuando vemos que todo lo que aparenta ser nueva es meramente algo viejo pintado de un color distinto.

Woody Allen dijo que las relaciones son como los tiburones: tienen que estar avanzando constantemente, de lo contrario, mueren. Maneater quizá no sea el juego ideal para los fanáticos de Annie Hall, pero se toma bastante en serio esta frase; presentando situaciones continuas de acción, coleccionables para buscar y hasta una narrativa que nos motivan a seguir yendo hacia adelante. Sin embargo, las cosas eventualmente se sienten repetitivas y tediosas, agotando nuestra motivación para continuar avanzando y dejándonos con un tiburón bastante muerto entre manos. En términos menos filosóficos, esto significa que Maneater cumple su propósito como simulador de la vida de un tiburón, y aunque nos dejó hacer un montón de referencias sobre tiburones en la cultura pop, sus otras pretensiones como el querer contar una historia cómica consciente de sí misma hace que sus grietas se vuelvan evidentes.

Maneater cumple su propósito como simulador de la vida de un tiburón

Parafraseando a Jeff Winger de Community, una de las pocas cosas que distingue a la raza humana es nuestra inusual afición hacia los tiburones.

7
Historia:
7
Jugabilidad:
7
Mecánicas:
6
Gráficos:
8

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