Aslan Jade Callenreese, conocido como Ash Lynx, fue un vago recogido en las calles de la ciudad de Nueva York y criado por el infame padrino de la mafia, Dino Golzine. Ahora, con 17 años y siendo el jefe de su propia pandilla, Ash toma una misteriosa droga llamada «Banana Fish», las mismas dos palabras que su hermano mayor, Griffin, ha murmurado desde su regreso de la guerra de Irak. Sin embargo, su investigación se ve obstaculizada cuando Dino envía a sus hombres a recuperar la droga de Ash en una barra subterránea que usa como escondite.
En el bar, Skip, el amigo de Ash, le presenta a Shunichi Ibe y su asistente, Eiji Okumura, que son fotógrafos japoneses que informan sobre pandillas callejeras estadounidenses. Sin embargo, su conversación se interrumpe cuando Shorter Wong, uno de los aliados de Ash, lo llama para advertirle sobre Dino. Pronto, los hombres de Dino asaltan el bar, y en el caos posterior secuestran a Skip y Eiji. Ahora, Ash debe encontrar una manera de rescatarlos y continuar su investigación sobre Banana Fish, desvenvolviendo una historia de enganchante.
Sabemos que la trama que acabamos de describir no se parece para nada a las imagenes de yaoi y demás fan service que una rápida búsqueda de la serie puede dar como resultado en Google, pero quizá eso es parte del encanto de Banana Fish: puede ser una serie bastante exagerada en un momento y tomar una ruta radicalmente distinta en otro para mostrarnos una narrativa más que nada dramática.
Es curioso notar que el manga original no se trata de una obra reciente sino de una que estuvo en circulación y llegó a su fin hace ya poco más de 20 años. A pesar de que algunas cuestiones estéticas como el diseño de los personajes y su vestuario hacen obvio que la autora creó esta historia en los años noventa, la naturaleza de la trama y el carácter de sus protagonistas está tan bien desarrollados que resultan tener un encanto atemporal.
Agregando a esto, el espíritu maduro de la historia con una estructura que nos recuerda mucho a un western ayuda a que Banana Fish destaque del resto. Sabemos que no muchos estarán de acuerdo con esto, pero hay una cualidad incuestionable en el desenvolvimiento de los eventos de Banana Fish: la fluidez de las acciones y las inevitables consecuencia nos mantiene al borde del asiento ansiando los momentos de alta tensión y apreciando más los pocos minutos de relajación que existen en medio de cada frenética secuencia: las peleas callejeras, la violencia y la cruel realidad del mundo criminal hacen que la experiencia de Banana Fish una de las más enganchantes que podemos encontrar en el anime contemporaneo.
Queda claro que hay opiniones divididas acerca de este anime pero nuestro veredicto final es que el enorme cuidado que hay en la guionización y desenvolvimiento de la trama en Banana Fish es algo digno de admirarse, así como la razón perfecta como para darle una oportunidad a esta serie. Hoy en día no son muchas las historias que están tan bien contadas como Banana Fish y con toda la violencia y misterio que este mundo evoca no nos sorprendería que no fuéramos los únicos pegados a la pantalla queriendo conocer más acerca de este extraño relato.