Blood of Zeus es una reinterpretación en formato anime del legendario conflicto entre los dioses del Olimpo y los gigantes de la mitología griega. La historia es descrita como un fragmento «perdido» de la tradición oral griega, lo que básicamente es una forma bonita de decir que los guionistas se están tomando altas libertades creativas para hacer lo que sea que se les de la gana, el resultado es una serie de ocho episodios que sigue la historia de Herón, un campesino que descubre que es el hijo de Zeus nacido de una aventura con una mujer humana. Cuando aparece un poderoso semidemonio llamado Seraphim, la llegada del mismo y sus misteriosos orígenes, abren viejas heridas entre los dioses, reavivando una guerra tanto en la tierra de los mortales como en lo más alto del Olimpo.
Blood of Zeus es por mucho el anime de Netflix más llamativo en llegar desde que la plataforma se comprometió formalmente con el medio en 2017. Si bien la historia adolece de un tono implacablemente severo y un conjunto rudimentario que carece de personalidad, Blood of Zeus a finales de cuentas compensa sus defectos con un espectáculo alucinante, y dramatismo acorde con sus orígenes épicos griegos.
Siendo honestos, es el escenario novedoso de Blood of Zeus lo que hace que la serie valga la pena. Históricamente, el anime ha filtrado el mito griego de varias formas, pero nunca de una que se parezca a esta. No hay nada de malo en remezclar o fusionar géneros, pero Blood of Zeus se ve y se siente especial por su escala épica y por cómo el anime se esfuerza en representarla de una forma digna. Si esta fuera una serie live-action, Blood of Zeus se perdería en el exceso de televisión, y sería descartado como una persecución vacía para llenar el vacío que dejaron producciones como Game of Thrones. Pero Blood of Zeus es anime, aunque esté americanizado, y solo por eso merece nuestra curiosidad…poco a poco se gana nuestra atención.
Las escenas de lucha en el anime, desde Heron enfrentándose al Cerberus en un encuentro aleatorio hasta la pelea final entre dioses y monstruos, seguramente es lo que los pintores de aquellas famosas vasijas de cerámica tenían en mente. El carmesí de la sangre fluye y se derrama de los cuerpos como jugo exprimido de mandarinas. Sucede tan a menudo que de vez en cuando nos preguntamos cuántos litros de tinta roja usaron los animadores en la producción. Para las audiencias conocedoras del género, el alcance de estas imágenes recordará a videojuegos como God of War y Shadow of the Colossus. No hace falta que recalquemos que esto es un alto elogio.
Debido a la ubicuidad del mito griego como base de toda la narrativa, presente en todas partes, es difícil decir si Blood of Zeus es una historia culturalmente «auténtica», pero como creación de los hermanos Charley y Vlas Parlapanides, dos inmigrantes y guionistas griegos de segunda generación, hay suficiente espacio como para que justifiquemos de alguna manera estas libertades creativas que dan nueva vida a una mitología que quizá ya habíamos visto hasta el cansancio. Vamos, si Percy Jackson se puede dar el lujo de reimaginar el panteón griego bajo un contexto millenial, Blood of Zeus tiene todo el derecho de crear una historia propia que bien podría encajar dentro del canon mitológico si así lo deseara.
El elefante en el cuarto aquí es si acaso Blood of Zeus merece ser catalogado como anime, después de todo no se trata de una obra nacida en oriente y hay muchísima americanización tanto en su desarrollo narrativo como apartado visual. Honestamente, no creemos que eso importe. En nuestra opinión, realmente es indistinto si vamos a llamarle “anime” u “homenaje al anime” a Blood of Zeus, la única forma en la que vale la pena describir a esta obra es como una buena historia. Eso trasciende cualquier mitología, cualquier frontera y cualquier medio.