¡Las leyes contra la piratería se vuelven más estrictas en el país!
México, el anime y la piratería han sostenido uno de los triángulos amorosos más fuertes en la industria del entretenimiento por varios años. Sin embargo, como suele suceder con cualquier romance basado en algo tan frágil, era sólo cuestión de tiempo para que colapsara sobre sí mismo, y en este caso en particular fueron las reformas al Código Penal Federal las que dieron el golpe fatal.
Las nuevas reformas le dan la potestad a los autores y propietarios de derechos de distribución, como lo pueden ser las editoriales, para eliminar contenido que viole sus derechos como autores en todas las plataformas de internet que operen dentro de México. Esto significa que tanto el autor como la casa editorial a cargo de la distribución del contenido puede solicitar la eliminación del mismo sin la participación activa de una autoridad judicial. Bastará con sólo una llamada o mensaje para que esos sitios que albergan miles y miles de episodios de animes variados desaparezcan para siempre.
Sin embargo, la penalización, o sea, el castigo en forma de multas millonarias y cárcel, no se limitará solamente a aquellos responsables de inicialmente abrir los ya famosos candados digitales, sino también a todo aquel que sea sorprendido in fraganti consumiendo o teniendo en su propiedad dicho contenido irregular. En dado caso de que tengas en tu computadora, tablet o smartphone guardados episodios de tu serie favorita obtenidos a través de estos sitios ilegales, podrías enfrentar una década tras las rejas.
Esto es preocupante, ya que como antes mencionamos, México es un país que ha mantenido una estrecha relación con la piratería, especialmente con aquella referente a contenidos provenientes del País del Sol Naciente.
Los números concretos reportados por instituciones internacionales ponen a México en el noveno lugar dentro de los 20 países con mayor uso indebido de licencias de software y puntos críticos de piratería, lo cual representa un valor comercial por 13.5 mil millones de dólares entre Norteamérica y Europa Occidental. Dentro de América Latina, México ocupa el primer lugar en los delitos de piratería y contrabando, los cuales no sólo se refieren a anime obtenido de forma ilegal sino también a imitaciones de ropa, calzado, perfumes, medicamentos, música, cine, y videojuegos. En un contexto nacional, la piratería constituye el segundo delito más preocupante en el país solo superada por el narcotráfico.
Relativamente hablando, la piratería podría parecer inofensiva frente al narcotráfico, pero se trata de un efecto dominó con terribles implicaciones. Sí, aunque podrá parecer que descargar ilegalmente algunos episodios de tu anime favorito no hace daño a nadie, como antes se expresó, esto representa una pérdida comercial que poco a poco se va acumulando hasta alcanzar enormes cantidades que podrían representar incluso la bancarrota de los estudios de animación responsable de crear esa serie que conseguimos a través de métodos ilícitos. Aunque las medidas podrán verse excesivamente severas, son necesarias para proteger al largo plazo la industria de entretenimiento que tanto queremos.
No obstante, sabemos que los orígenes de la piratería de anime y manga en México no son puramente maliciosos, pues durante décadas nuestro país era un mercado en el que era bastante difícil tener acceso a este contenido. Tanto la censura como campañas de odio hacia el contenido japonés por parte de diversos grupos religiosos que satanizaban el anime hicieron por un tiempo casi imposible ver este tipo de series en la televisión abierta. La única alternativa legal era contratar paquetes de televisión por cable o satelital que entre sus contenidos incluían canales especialmente dedicados al anime, pero esta era una ruta bastante cara que sólo unos pocos se podían dar el lujo de tener. También existía la posibilidad de ordenar los lanzamientos oficiales en VHS y DVD de estos animes en el extranjero, pero esto de igual manera representaba un gasto significativo que no muchos se podían costear. Fueron estas circunstancias, y otras que variaban dependiendo de la región, las que prácticamente obligaron al fanático promedio del anime a recurrir a la piratería para poder disfrutar del contenido que tanto le gustaba. Podría decirse que se trataba casi de un crimen pasional.
Sin embargo, mucho ha cambiado desde entonces. Ahora hay una plétora de servicios de streaming de precios accesibles que entre sus contenidos tienen varias series de anime. De hecho, ya hasta hay alternativas legales y gratuitas para ver anime como lo son los planes más básicos de Crunchyroll. La piratería ya no es la única alternativa, de hecho, es en muchos sentidos la menos conveniente considerando el panorama actual.
De nuevo, podrá sonar injusto el hecho de que podremos enfrentar penas comparables a las de crímenes mucho más severos por sólo tener unos cuantos episodios de un anime en nuestro celular, pero aquí no se trata de lo que parezca justo sino de lo que es legal y lo que no lo es. Actualmente tener esta clase de contenidos lo único que representa es un daño a la industria del entretenimiento; sí, es un daño de pequeña escala, pero significa también una grieta que poco a poco puede dejar una enorme fisura.
Nuestro consejo aquí es sencillo: deshazte de todo ese contenido descargado ilegalmente ahora mismo. Luego, busca las múltiples alternativas en regla para continuar consumiendo. Esto es, a la larga, lo que no sólo mantendrá viva a la industria sino que también la hará florecer de nuevas maneras. No pienses que se trata de una limitación a nosotros como consumidores, piensa mejor que se trata de regresarle a los creadores del contenido su poder sobre el mismo. La historia ha demostrado que cuando esto sucede, casi siempre lo que le sigue son cosas buenas para todos los involucrados.