Una de las virtudes más grandes de la animación es su capacidad para crear mundos que nunca podrían existir en la vida real. En ocasiones no ponen atención en mantener proporciones realistas para sus personajes, de hecho, la mayoría de las veces tienden a exagerarlas, creando ojos demasiado grandes o movimientos irreales que, a pesar de estar muy alejados de la realidad, comunican emociones y energía de una forma que probablemente un actor de carne y hueso nunca podría. Spirited Away o El Viaje de Chihiro es una de esas producciones que entiende esto a la perfección, utilizando todas las técnicas a su disposición para pintarnos un mundo que desafía a la lógica y cualquier tipo de convención para sentirse como un sueño extraño traído a la vida.
La premisa de la historia es sencilla, nuestra titular protagonista se ve arrancada de su vida cotidiana mientras viaja en auto con sus padres para caer en un mundo mágico que se vuelve más bizarro conforme más se adentra en él. Terminando por trabajar en una casa de baño para espíritus, Chihiro deberá adaptarse a las particularidades de la vida entre seres místicos en un intento de salvar la vida de sus padres y preservar la suya. Aunque en papel suena como un cuento de fantasía como muchos que hemos visto antes, los pequeños detalles en Spirited Away la convierten en quizá la mejor narrativa fantástica animada de las últimas décadas. El diseño de los espíritus, por ejemplo, es increíblemente imaginativo. La verdadera naturaleza o propósito de cada uno de ellos nunca se ve explicada a manera de exposición, podemos intuir qué función desempeñan en el Reino Espiritual a través de su apariencia, los colores de sus prendas y la forma en la que se mueven y actúan. No-Face es quizá una de las figuras que más asociamos con la película y es el ejemplo perfecto de esto: iniciando su rol en la trama como una entidad silenciosa para eventualmente transformarse en un ser que tienta al caos, todo esto siendo comunicado con sus acciones hacia otros personajes.
A pesar de que podríamos pasarnos todo el día discutiendo la simbología detrás del elenco de Spirited Away, tenemos que admitir que sus coloridos personajes funcionan así de bien en la historia gracias a la atmósfera que ha sido meticulosamente creada alrededor de ella. Por un lado, tenemos su banda sonora. Las notas musicales que acompañan el descenso de Chihiro a través de este mundo extraño pretenden inspirarnos tranquilidad con sus cualidades suaves, pero al mismo tiempo cargan con un eco extraño en cada estrofa que también nos incomoda, creando así una musicalización que literalmente tienta a tener sentimientos encontrados. La misma filosofía la vemos en el apartado estético. La casa de baño y sus alrededores tienen un diseño muy apegado a la realidad, tomando inspiración de la Residencia Takahashi Korekiyo en Tokyo, pero la paleta de colores que la adorna y los extraños personajes que recorren sus pasillos contrastan de una forma tan notoria que es difícil distinguir los aspectos reales de los fantasiosos; esta dualidad nos ayuda a sentirnos en los zapatos de Chihiro, quien también es una mortal caminando entre espíritus.
La estructura narrativa construye sobre la ambientación fantástica del filme. A pesar de seguir una estructura tradicional para su historia, la inesperada longitud de la misma le permite a Spirited Away tomarse el tiempo para desarrollar a sus personajes, plasmar sus emociones y predicamentos en pantalla la cantidad de tiempo suficiente como para que terminemos por perdernos entre sus propios miedos y aspiraciones. Al mismo tiempo, sin embargo, se sostiene en suficiente ambigüedad como para que nuestra imaginación pueda rellenar los espacios de enmedio. Cuando sumamos esto con lo que ya dijimos sobre la musicalización y estética, podemos ver claramente que Spirited Away tiene como objetivo final sumergirnos en un mundo que no tarda en tenernos completamente fascinados pero que nunca podremos realmente entender en su totalidad.
Iniciamos esta reseña haciendo referencia a cómo la animación tiene el poder de crear cosas que nunca veríamos en la vida real. Spirited Away es especial no sólo por hacer esto sino por dar vida a una historia que incluso se siente especialmente extraña y cautivadora en el mundo de la animación misma. Puede que para algunos nuestras palabras hayan tenido sentido y se sientan exactamente igual con respecto a la película que nosotros, pero también es enteramente posible que su opinión acerca de lo que hace especial a Spirited Away sea completamente distinta y eso está bien.
El poder de el arte radica en lo subjetivo que resulta ser y dependerá de cada quién interpretar los mensajes y determinar cuáles son los elementos fascinantes de esta gran obra. Sin embargo, incluso si podemos pensar que la belleza es relativa y depende enteramente del ojo de quién la admira, debemos de admitir que obligatoriamente existen estándares dorados y constantes sobre qué es hermoso en este mundo; debemos de admitir que obligatoriamente existen cosas que son hermosas de una forma universal. Spirited Away es una de ellas y, así como un buen vino, cada vez que la revisitamos con el pasar de los años se torna más bella.
