Hablemos del Ferrari 355. Incluso los no iniciados saben que un Ferrari es algo especial, pero en la larga historia de la marca ha habido modelos que no merecen el misticismo que rodea al nombre. El Testarossa y el Mondial son algunos ejemplos de esto. El F355, sin embargo, es digno de todo el prestigio que la marca evoca.
Esto es porque, como todo verdadero deportivo italiano, el F355 es un auto genuinamente veloz, con 375 caballos de fuerza y una aceleración de 0 a 100 km/h que toma tan sólo 4.7 segundos. Estos números son impresionantes incluso bajo estándares modernos. Sin embargo, el F355 estaba diseñado también para entornos en los que no era necesario empujar el motor al límite; podía ser un vehículo cómodo y lujoso para el día a día con la misma facilidad que podía rebasar cualquier otro auto en la carretera. Realmente tomaba lo mejor de ambos mundos.
El único pecado cometido por el F355 fue cómo marcó el inicio de la temida transmisión automática con cambios al volante. La intención de esta nueva transmisión era emular la que se utilizaba por el equipo de Fórmula 1 de Ferrari, pero la ejecución de esta idea dejaba mucho que desear. En el mejor de los casos, el conductor se topaba con que los cambios al volante simplemente no podían igualar la emoción que venía con meter los cambios en una caja de transmisión manual. En el peor de ellos, ocurría una falla catastrófica que iba a dejar su cartera vacía y al F355 como un costoso adorno inservible para la cochera.
No obstante, a esas alturas la llamada Transmisión F1 de Ferrari era opcional, pero la popularización que el F355 le dió hizo que eventualmente se convirtiera en la elección predilecta y se eliminara por completo la posibilidad de tener una caja manual en los autos oriundos de Maranello. De hecho, hoy en día, toparse con un auto deportivo de esta gama de precio que tenga una transmisión estándar en lugar de una automática con cambios al volante es una anomalía. Los sucesores del F355, el F360, el 458, 488 y F8 son en muchos sentidos autos más capaces, veloces y mejor diseñados, pero debido a que prefieren la transmisión automática sacrifican una gran parte del espíritu que hizo legendaria a la marca de Enzo Ferrari.
Lo bueno es que no tenemos que conformarnos con las predilecciones modernas menos enganchantes, máquinas como el F355 nos dejan viajar en el tiempo a una época en la que el conductor y el auto tenían que ser uno mismo (así como Timbiriche) para poder tomar curvas y disfrutar de todo el poder que su motor de 8 cilindros tenía para ofrecer. En términos puros de conducción, el F355 brinda una de las mejores experiencias de todos los tiempos, una que todo aquel que tenga el privilegio de vivir no va a poder borrar de su memoria.
Lo que también es bueno, es que el F355 es actualmente uno de los Ferraris más asequibles. Claro que por “asequibles”, al tratarse de un Ferrari, estamos hablando de un precio que empieza en $1 millón y medio de pesos, y que escala hasta los $3 millones de pesos. Si tienes los medios para financiarlo o no tienes reparo en asaltar un banco para hacerte de un par de millones, recomiendo extremadamente que adquieras uno; este es un auto que en unos 10 años alcanzará precios inalcanzables, o en su defecto, ya no habrá muchas personas que quieran ponerlo en venta.
Si no estás dispuesto a comprometer tu patrimonio o libertad para poder comprar un F355, entonces te invito a que encuentres un lugar donde puedas rentar uno al menos por un día, busques a alguien que este dispuesto a prestártelo o como mínimo te deje sentarte en el lado del copiloto mientras da unas cuentas vueltas alrededor de la manzana. Digo esto porque yo he tenido el goce de hacer precisamente esto, de conducir un F355 en un viaje de 30 km a 60 km/h que podría jurar se sintieron como 300 km a 120 km/h. Este auto me enseñó una lección que quiero compartir con todo aficionado del automovilismo: si bien no cualquiera puede tener un Ferrari, todo mundo debería poder experimentarlo.