Uno de los aspectos más emblemáticos de cualquier película de James Bond son los diversos autos que llegan a la pantalla grande para acompañar al super espía. En víspera del estreno de No Time To Die, la vigésimo quinta aventura del 007, dedicaremos un espacio para recordar los mejores autos que han hecho acto de presencia en la legendaria saga creada por Ian Flemming. En esta ocasión nos toca hablar del Sunbeam Alpine, el primer auto que James Bond alguna vez llegó a conducir en la gran pantalla.
El Sunbeam Alpine aparece en la primera película del 007, Dr. No. Por ende, se trata de una pieza importante en la historia de James Bond, al ser parte del inicio de lo que se convertiría en la saga de espionaje más celebrada en la ficción. Durante los eventos de Dr. No, Bond conduce el automóvil en Jamaica para encontrarse con la enigmática señorita Taro en su residencia de Magenta Drive en las Montañas Azules sobre Kingston. En el camino, Bond es perseguido sin éxito por los secuaces del titular Dr. No.
El tiempo del Sunbeam Alpine en escena es relativamente corto, pero inolvidable de todas maneras. La forma en la que el auto fue escogido es curiosa, sin embargo. Al tratarse de la primera película basada en las novelas de Ian Fleming, todavía faltaba mucho tiempo para que hubiera grandes fabricantes de autos ofreciendo sus modelos y peleando por un lugar en el filme para poder compartir el prestigio y glamour que el 007 presentaba en escena; eso vendría más tarde, comenzando con Goldfinger. Los productores no tuvieron más remedio que tomar prestado un auto de un residente de Jamaica, y el Sunbeam fue escogido por ser el auto más veloz y atractivo que se pudo encontrar en poco tiempo. A pesar de que su incorporación en la mitología de James Bond haya sido un mero accidente, la elección fue más que acertada, pues el convertible parecía hacer una armonía perfecta con el paisaje, Sean Connery y la estética quintaesencialmente sesentera que emanaba de Dr. No.
Fuera de las salas de cine, el Sunbeam Alpine también demostró ser un vehículo importante. La intención de este pequeño convertible era romper los paradigmas de los roadsters británicos de la época, rechazando los diseños más curvilíneos de los 50 en favor de una estética más angular que imitaba las tendencias aerodinámicas que empezaban a respirarse en los 60. La apariencia del Alpine, particularmente su frente y faros, serían la base para futuros íconos del automovilismo británico como el MG Midget y el Triumph TR6. Es cierto que con la creciente popularidad de James Bond, pronto sus historias se vieron adornadas de autos con mucho más prestigio y poder, pero la verdad innegable es que nunca dejaremos de tener un lugar especial en nuestro corazón para el sencillo convertible que le dio al 007 su primera aventura a alta velocidad.