Las nuevas tarifas impuestas por Donald Trump podrían afectar seriamente la producción y distribución de videojuegos físicos, lo que llevaría a muchas compañías a enfocarse en el formato digital. Los aranceles incluyen un 25% sobre bienes importados de México y Canadá, y un 10% adicional a productos provenientes de China, dos regiones clave en la fabricación de discos y consolas.
El analista Mat Piscatella de Circana advirtió que los costos adicionales pueden hacer que las editoras dejen de producir copias físicas, acelerando la transición hacia un modelo exclusivamente digital. Esto afectaría principalmente a juegos de menor presupuesto e independientes, que ya dependen en gran medida de las plataformas en línea para su distribución.
La Entertainment Software Association (ESA) también expresó su preocupación, señalando que estas medidas impactarán a millones de consumidores estadounidenses y podrían afectar el crecimiento de la industria. En su declaración, la ESA pidió trabajar con el gobierno para evitar que los aranceles perjudiquen la accesibilidad de los videojuegos.
Por otro lado, los grupos de preservación de videojuegos advierten que la desaparición del formato físico podría significar la pérdida definitiva de títulos si no se implementan medidas de conservación adecuadas. Con la tendencia creciente de los juegos en la nube y las tiendas digitales, muchos títulos podrían volverse inaccesibles una vez que sus servidores sean cerrados o retirados de las plataformas de venta.