¿Recuerdas tu primer videojuego? No, no me refiero a la primera vez que jugaste en las maquinitas o la primera vez que te regalaron un juego. Me refiero a ese juego en el que empezaste a jugar un título a conciencia de que lo querías terminar por primera vez, encontrar la mayor cantidad de secretos posibles y poder contarle no sólo a tus amigos, sino a tu familia que has terminado un juego como es debido: sin guías, sin trucos y sin trampas.
Yo lo recuerdo muy bien.
En 2010, si mi memoria no me falla, pude jugar por primera vez la versión para Nintendo Wii de Resident Evil 4, una saga de la cual yo había visto todas las películas (incluso la animada) y que realmente yo amaba, pese a no haber probado ninguno de los juegos anteriores. Y recuerdo haber empezado a jugar un día por la noche. Cuando el narrador dice en alto el nombre del juego, yo no pude hacer otra cosa que emocionarme porque, por primera vez en mi vida, sentía la emoción de probar un juego para adultos.
Y me fue terrible. Con este juego descubrí la gran diferencia que hay entre el terror de “cine” y el terror jugable, ya que asustarme cada que un enemigo salía de alguna esquina demostró pronto no ser una estrategia muy efectiva. Mi poca capacidad de análisis me llevó a resolver todos los acertijos a la antigua: presionando botones a lo idiota. Los controles de movimiento del Wii no ayudaban para nada: cuando mi arma no daba un tumbo hacia los lados al apuntar, empezaban a fallar justo al incio de un quick time event. Todo. Un. Desastre.
Con todo, no cambiaría esa experiencia por nada. Recuerdo pasar horas pegado a la televisión atravesando los niveles. El día que pude terminar el área del laberinto colgante después de días atorado en ese mismo nivel. El enfrentamiento contra Krauser, que me llevó un par de días también. Cuando terminé la zona de los regeneradores temblando de miedo. Y claro, cuando vencí a Sadler al primer intento.
Con el pasar de los años he descubierto juegos de muchos géneros que son más divertidos y mejor pulidos que Resident Evil 4. Y aún así, no ha habido un juego que me transmitiera la misma emoción al vencer a cada jefe y mini jefe del título. Tras terminarlo la primera vez y jugar los diferentes extras que se agregan al juego, repasé la historia una y otra vez con mil variaciones: con munición infinita, solo con pistolas, solo con “bazucas”, entre muchos retos autoimpuestos.
Cuando en 2021 fue lanzado Resident Evil: Village, decidí rejugar el Resident Evil 4 para quitarme la espinita y poder disfrutar de un título similar en tono y ambientación. Me sorprendí a mí mismo cuando, en el total de tiempo jugado, el juego no llegó ni a las 5 horas, ya que lo conozco casi de memoria. Sé las sorpresas que guarda, qué armas usar y donde encontrar herramientas útiles. Y aún así, me emocioné demasiado cuando lo volví a terminar.
Obviamente quiero que todos compartan las mismas experiencias. Aquellas que los llevaron a seguir disfrutando de los juegos hasta el día de hoy. A mi, en lo personal, no me gusta para nada la palabra “gamer”, pero si debo culpar a algún juego de convertirme en esto, debo decir que ese fue Resident Evil 4.