La «novela epistolar» es aquella en donde la historia se cuenta a través de cartas, como si estuviéramos leyendo el testigo dejado por una persona y no una historia ficticia creada por un autor. Novelas como «Frankenstein y el moderno Prometeo» o «Drácula» son sólo algunos ejemplos de esta clase de narración, que tiene el objetivo de meternos aún más en el universo que las y los escritores buscan crear. Aunque no directamente, es en esta clase de narrativa donde podemos ver los primeros indicios de lo que, en la cinematografía, sería el «found footage» o «metraje encontrado».
Este género se caracteriza por tener un aura de «realismo» en donde lo que vemos en pantalla no es la grabación de un equipo de producción cinematográfica, sino, literalmente, grabaciones encontradas o publicadas por periodistas, productores amateurs, gente común y, en general, cualquier persona que podemos encontrarnos en nuestro día a día.
El primer ejemplo de «metraje encontrado» (abreviado a partir de aquí cómo «ME» para mi comodidad) lo encontramos en la película de 1980 «Holocausto Caníbal» de Ruggero Deodato, y quizá por este origen el género será asociado principalmente al cine de terror. Aunque este es su primer exponente, el género no alcanzaría la fama mundial hasta la llegada de «La Bruja de Blair», cinta que perfeccionaría las técnicas del género y marcaría los tropos a seguir durante finales de los 90’s e inicios de los 2000, con otras cintas populares como «Actividad Paranormal» o «Cloverfield».
Tras su estancamiento en el género del terror, otros como el género de la acción y la comedia adoptarían el formato para contar sus propias historias. De estos experimentos saldrían clásicos modernos del cine, tales como la cinta de ciencia ficción «Distrito 9» del sudafricano Neill Blomkamp y la comédica «What we do in the shadows?» del ahora famoso Taika Waititi. Todo esto ocurría mientras que el género de terror saltaba a otras tendencias debido a la pérdida de interés y de calidad en el género «ME», y no sería sino hasta 2021 que una película independiente retomaría la técnica para una cinta de terror inolvidable.
«Horror in the High Desert» es una película de terror y «ME» dirigida por Dutch Marich y estrenada en el año 2021. En esta cinta conoceremos la historia de Gary Hinge, un joven homosexual aficionado a las escursiones en la naturaleza y a la supervivencia, quien desaparece misteriosamente en una supuesta escursión. Conoceremos todos los detalles de la vida y desaparición de Gary a través de entrevistas con las personas más cercanas a él, como su única hermana y su roommate, además de una periodista encargada de cubrir el caso y un investigador privado que fue contratado para encontrar al joven.
La película mezcla los géneros de «ME» y «Falso documental», saltando de las entrevistas realizadas a las personas relacionadas con Gary a los videos que Dany dejó en su blog antes de desaparecer. En este sentido, la construcción lenta de la trama nos ayuda a especular que fue lo que le pasó al joven, con testimonios contradictorios entre las personas entrevistadas que nos llevan a saltar de un sospechoso a otro.
Aunque de manera breve, la cinta también hace un uso magnífico de la construcción de personajes con la figura de Gary. Conocemos todos los detalles de su vida desde su niñez hasta los traumas que pudieron haberlo conducido a su desconocido final. Aquí es donde sale a relucir otro de los puntos fuertes en esta película: la edición.
Durante la cinta, veremos material audiovisual producido por Gary, fotos tomadas durante la investigación de su desaparición y material del pasado de nuestro protagonista, todo formando un documental en extremo creíble. A diferencia de «La Bruja de Blair», la construcción de este miedo a lo desconocido no surge por las entrevistas hacia las personas y sus declaraciones fatalistas, sino por los detalles que incluso ellos desconocen de dicha investigación.
No podemos olvidarnos de las actuaciones. Aunque la mayoría de ellas son planas y no diría que merecen un premio, son tan adecuadas para un documental que no se hacen inverosímiles. Tal es así que cuando una de las actrices, la supuesta hermana de Gary, se rompe en llanto, de verdad empatizamos con ella y su pérdida debido a lo real que nos resulta verla quebrarse poco a poco mientras declara ante las cámaras su versión de los hechos.
La construcción de los hechos es sumamente dramática y creíble, lo que nos da la sensación de estar viendo un documental sobre crimen real en lugar de una película. Y claro, cuando llega el tramo final, donde el lado de «ME» de la cinta explota en todos los sentidos, es en donde yo, alguien que ha visto más de 100 películas de terror en toda su vida, tuve que taparme los ojos del miedo que me generaba ver lo que había en pantalla.
Son apenas 3 minutos de material antes de llegar al final los cuales me hicieron casi dormir con la luz prendida. Aquí llega un elemento que no he mencionado antes (y del cuál me gustaría hablar más en el futuro): el terror análogo. Las cintas de Gary están grabadas de una forma tan poco profesional y reminiscente a los video blogs de mediados de la década pasada que se sienten como el último vestigio de una persona que realmente sufrió demasiado.
Obviamente no pienso entrar en detalles de lo que ocurre en los últimos minutos de la película en el caso de que a alguien le interese verla en un futuro, sólo diré que no es un material extremadamente gráfico, pero si recomiendo discreción si se es una persona que se asusta con bastante facilidad.
Por si no ha quedado claro, recomiendo muchísimo ver «Horror in the High Desert». Es una película con un trabajo casi perfecto en todos sus aspectos, y cuyo clímax te dejará con un miedo real y palpable. Se dice que en 2022 llegará una secuela a esta cinta, y aunque el material quizá ya no tenga ese elemento sorpresa que si tenía la primera película, yo la veré emocionado e intrigado por ver como me asustará este director.