Ya hemos visto por un largo rato una miríada de juegos que toman la fórmula básica de Dark Souls e intentan darle su propio giro característico con la esperanza de tener el mismo éxito que la saga de FromSoftware pero al mismo tiempo tener una obra que pueda destacar por sus propios méritos. Son pocos, sin embargo, los juegos que realmente logran cumplir con ambas ambiciones, The Surge y el reciente juego de Star Wars, Jedi: Fallen Order, son excelentes ejemplos de ello, y parece ser que Immortal Planet podría unirse a estas selectas filas.
A simple vista es difícil identificar a esta oferta indie como una obra fuertemente inspirada en Dark Souls y eso es porque, al menos en lo que su presentación y apartado estético se refiere, Immortal Planet es un ejemplar único en su especie. Al combinar una vista isométrica con gráficos minimalistas cel-shaded que parecen ser mitad pintura de Antonio Franchini y mitad caricatura de Genndy Tartakovsky, Immortal Planet deja claro que su ambientación tiene la intención de sentirse completamente diferente a cualquier otra cosa que podamos encontrar en el género, creando así un extraño pero llamativo mundo futurista de fantasía.
Sus decisiones estéticas encajan a la perfección con su narrativa, misma que nos pone en los zapatos de un guerrero que acaba de despertar de un sueño criogénico sin memoria alguna de su pasado o propósito y encontrando que la única acción que puede tomar es entrar en combate con criaturas extrañas en los pasillos de un mundo todavía más perturbador. La temática de Immortal Planet, entonces, podría ser la soledad o quizá la inevitabilidad, pero siendo sinceros, la historia tiene tantos puntos y se abre a tantas lecturas que es mejor que cada jugador llegue a su propia interpretación individual sobre cuál es el mensaje y simbolismo detrás de esta obra.
La belleza, como dicen, termina y empieza en la piel, ¿qué hay de lo que yace en el interior del juego? ¿Sus mecánicas y apartado técnico? Bueno, aquí es donde podemos comenzar a notar los genes de Dark Souls que corren por las venas de Immortal Planet. Los jefes son increíblemente desafiantes, teniendo patrones de ataque impredecibles que deberemos de aprender a través de la prueba y error.
Si metemos la pata demasiadas veces la aventura termina, pero no con una temible perma-death, sino en el sentido de que se nos regresara al primero y ÚNICO checkpoint del nivel para ofrecernos una oportunidad de aprender de nuestros errores y quizá tener un mejor desempeño. De esta manera, Immortal Planet encuentra un balance entre ser severo con el jugador pero también lo suficientemente indulgente como para hacernos sentir que estamos mejorando en lugar de ser castigados, es algo así como ser criado por padres militares: respetan nuestros límites pero ejercen su autoridad retándolos de todos modos.
Immortal Planet es más que un Souls-like más en el mercado gracias a la combinación de todos esos factores, se trata de uno de esos juegos que genuinamente se siente como mucho más que la suma de sus partes. Sabemos que sonará cursi pero es agradable ver una obra como esta que se las ingenia para encontrar nueva tierra sin explorar en un género que honestamente está a muy poco de caer en la sobresaturación del mercado. Si buscas una alternativa artísticamente sublime a tu juego de FromSoftware favorito te recomendamos ampliamente Immortal Planet: llegaras por sus gráficos pero te quedarás por la forma en la que se siente la experiencia.