Encontrar el equilibrio adecuado para una experiencia multijugador siempre es un desafío para los desarrolladores. ¿Cuánto énfasis pones en el trabajo en equipo? ¿Deberías darles a los jugadores el espacio para operar independientemente unos de otros? El trabajo en equipo y las metodologías «free for all» no suelen mezclarse bien, pero para el estudio detrás de Killer Queen Black, el desafío era encontrar una fórmula que uniera los estilos de juego sin que uno predominara sobre el otro ¿La solución? Ofrecer más de una forma de ganar.
Lanzado por primera vez como una experiencia de gabinete de arcade en 2013, el Killer Queen original eliminó la restricción de un único objetivo final, optando en su lugar por tres formas distintas de reclamar la victoria. Puedes seguir la ruta militar, matar a la reina enemiga tres veces; emplear una táctica económica, recolectar bayas y llenar todos los agujeros en tu propia colmena; o poner tu futuro en manos de un caracol, sí, un caracol y tendrás que atravesar tu propia puerta para ganar. Estos tres tipos de victoria pueden terminar una ronda, y el primer equipo en obtener tres victorias se declara vencedor.
Cuando comienza una partida, a un jugador se le asigna aleatoriamente el papel de Reina, mientras que el resto se genera como Drones. Las reinas son más rápidas que cualquier otro tipo y pueden atacar a la velocidad del rayo. Pero esos golpes los hacen inflexibles, y es muy fácil ser tomado por sorpresa y asesinado con un solo golpe. Sin embargo, los drones tienen el poder de transformarse en varias formas de guerrero, que poseen la capacidad de volar y empuñar armas a distancia y cuerpo a cuerpo según su tipo, pero solo si una reina pasa volando una puerta, cambiándola automáticamente al color de tu equipo. Y aunque un dron está indefenso, es la única clase que puede recolectar bayas para una victoria económica lenta o montar el caracol hacia una aún más lenta.
Killer Queen Black reduce el número de jugadores de cinco por equipo como se ve en la versión arcade a cuatro, pero ese recuento ligeramente ajustado no hace que cada ronda sea menos caótica; simplemente hace que esta oferta multijugador exagerada se ajuste perfectamente a los números pares de controladores del Nintendo Switch. Cada ronda tiene una sensación casi al estilo de Quidditch, con la amenaza del final de un partido surgiendo continuamente de múltiples fuentes. Lo brillante de Killer Queen Black es lo importante que es equilibrar el deseo de ser un lobo solitario o un jugador de equipo. Puedes preocuparte matando Drones como Guerrero, solo para olvidar por completo que el equipo enemigo casi ha cruzado la línea de meta con el Caracol.
Muestra qué tan bien se combinan los tres roles entre sí, y qué tan rápido puede cambiar el control de un mapa hacia adelante y hacia atrás, así como qué tan táctica puede ser una partida. No puedes derribar un dron del caracol si estás jugando como otro dron, pero puedes usarlo como cordero de sacrificio, lo que obliga al molusco a disminuir la velocidad a medida que te consume. Esos preciosos segundos pueden ser todo lo que se necesita para que tus compañeros de equipo tengan tiempo de abalanzarse y aplastar al enemigo en el caracol. O tal vez la Reina enemiga aterrizará momentáneamente en una hierba alta, lo que automáticamente ralentiza su movimiento, lo que permite a un Guerrero esa pequeña ventaja extra para ensartarlos y acercarlos un paso más a la victoria.
Aunque no lo parezca, Killer Queen Black es una propuesta innovadora; no en un sentido mecánico, técnico ni grafico, sino dinámico. Reimaginando nuestra forma de jugar.