Oh, ¿qué se puede decir de los brawlers que no se haya dicho antes? Se trata de juegos increíblemente frenéticos donde podemos ignorar cualquier falta de lógica en su trama o en las habilidades de nuestros personajes gracias a las saludables dosis de acción que se ven inyectadas en pantalla. Final Fight, Streets of Rage y Double Dragon son algunos de los clásicos exponentes del género que vienen a la mente y con justa razón, ya que su fórmula básica sigue siendo replicada hasta nuestros días, con brawlers del 2020 compartiendo mucho ADN con lanzamientos de hace ya casi 40 años atrás. El juego de Scott Pilgrim VS The World y el reciente River City Girls encontraron una forma, sin embargo, de mantener las cosas frescas: dejar las mecánicas intactas pero agregar un apartado estético que haga al juego resaltar del montón, ya sea a través de una paleta de colores particular, pixel art con influencias de manga, diseños de escenarios peculiares o una combinación de estas cosas con cualquier otra que se le pudiera ocurrir a un desarrollador bajo los efectos de la coliflor tostada.
Con este panorama preparado es que llega Super Crush K.O., un brawler que se mantiene bastante conservador en un sentido técnico pero apuesta de manera justificada a su apartado visual para hacerse de un nombre en la industria. Desde los primeros segundos en el juego podemos sentir una clara vibra ochentera o noventera emanando de la pantalla, la combinación de colores y los diseños de nuestra protagonista y el mundo que habita nos hacen sentir como en una de esas animaciones de la época dorada de MTV, claro, pero con mucha más fluidez en los movimientos.
Resulta que nuestra heroína tiene la importantísima misión de salvar a su gato y en el proceso también al mundo entero, escalando las cosas de una forma que impresionaría incluso a Ron Burgundy. Es claro que Super Crush también se quiso recargar en algunas innovaciones en cuanto a mecánicas. Romper caras a diestra y siniestra, y lanzar rayos de energía sin una explicación razonable son cosas que hemos aprendido a aceptar en el género, pero la incorporación de elementos del tipo run-n-gun y plataformas en Super Crush crea un dinamismo bastante entretenido si eres de los que ya estaban re-hartos de los chingazos a la antigua y quieren aprovechar la nueva década para experimentar con nuevas formas de partir madres.
Super Crush resulta entonces un título bastante peculiar en el género, porque innova lo suficiente para hacernos voltear a verlo pero no tanto como para despertar las sensibilidades de los puristas tal y como lo haría un Tik Tok de Bárbara de Regil. Podríamos decir entonces que estamos frente a un juego experimental en su clase que no duda en aludir a la disrupción en su búsqueda de resultados positivos.
Todos los que disfrutamos de River City Ramson, Scott Pilgrim o básicamente cualquier brawler del pasado tendremos muchas razones para darle a Super Crush una oportunidad, y si por alguna extraña razón perteneces al sector de la población que nunca ha dado sus primeros pasos en el género, no se nos ocurre un mejor lugar para empezar que este entretenido título independiente. La violencia no siempre debería de ser la solución a los problemas, pero pensándolo bien, ¿qué buena pelea en la historia se ha resuelto con abrazos en lugar de balazos?
