Hay un chiste recurrente en la industria de los videojuegos que describe como Valve, la famosa casa desarrolladora y distribuidora de la que emana la famosa tienda Steam y algunas de las más grandes franquicias del medio, NO sabe contar hasta 3. Prueba de esto es cómo sentimos que hemos esperado más tiempo que la viejita de Titanic en ver si acaso el estudio se digna a dar luz verde a terceras partes de sus populares sagas. ¿Dónde está Team Fortress 3? ¿Qué tal Portal 3? ¿O, por supuesto, Half-Life 3? Por un tiempo parecía que un posible Left 4 Dead 3 iba a terminar con esta maldición, pero los malos hábitos de Valve demostraron ser más fuertes que las expectativas de los fans.
Afortunadamente, para todos los que exigían una tercera entrega de Left 4 Dead, tenemos ahora Back 4 Blood, una secuela espiritual que está desarrollada por las mismas mentes creativas que dieron origen a la franquicia en primer lugar y que, en muchos sentidos, actúa como una evolución lógica de la serie. Eso sí, aunque cumple con la exigencia de ser un nuevo juego de lucha contra zombies cooperativa, quizá no hace nada realmente especial fuera de eso.
De entrada, el ADN que une a Back 4 Blood con su ancestro Left 4 Dead es más que obvio. La dinámica de equipo, las mecánicas de disparo, las distintas clases de enemigos y ese constante reto de hacer lo que sea por sobrevivir se sienten directamente extraídos de Left 4 Dead, con una saludable dosis del clásico modo Zombies de Call of Duty para darle un sabor un tanto cuanto más moderno. Sin embargo, no es como si se hubiera hecho un copia y pega de Left 4 Dead y se hicieran las suficientes mejoras visuales para que encajara con el panorama del 2021. No, Back 4 Blood hace más que eso con la intención de sentirse como el genuino heredero de la saga y no un prestanombres para el Left 4 Dead 3 que nunca llegó.
Lo primero en la lista de Back 4 Blood para lograr su cometido es continuar la ya sagrada tradición de crear imaginativos zombies que son en igual manera atemorizantes y un reto de destreza a la hora del combate. Fuera de los diseños, sin embargo, las cualidades ofensivas de estos enemigos son las típicas que uno espera en esta clase de juegos: hay un tanque, un zombie que se especializa en ataques a distancia, unos que sirven únicamente como carne de cañón, y variaciones de estos últimos que son más veloces o violentos. De la misma manera, hay zombies que son un balance de estas categorías en fuerza, resistencia y velocidad que actúan como jefes del nivel. También, así como bien se hacia en Left 4 Dead, acabar con este catálogo de adversarios exigirá diferentes estrategias y grados de trabajo en equipo. Un sistema de cartas hace de esto último más entretenido de lo que era en los viejos juegos, y en muchos sentidos supera el valor de entretenimiento y rejugabilidad de los Left 4 Dead originales.
Aunque sostenemos que las mejoras en el apartado visual en comparación a Left 4 Dead 2 no deberían de importar, con todo y eso que son juegos con lanzamientos separados por varios años y generaciones de consolas, tenemos que hacer mención de la excelente ambientación de los escenarios en Back 4 Blood. Las ciudades abandonadas casi parecen contar una historia con sus edificios en ruinas y escombros. Las áreas más oscuras, un poco más parecidas a una película de terror tradicional, ofrecen tensión palpable en su paleta de colores, diseño de sonido y particular elección de texturas en las superficies. Obviamente estos nítidos gráficos también se aprecian (o quizá desprecian) en los zombies a los que hacemos frente, lo que resulta en grotescas imágenes que no podremos borrar de nuestra mente de una manera fácil.
Aquí es, sin embargo, donde terminan las cosas positivas, pues trágicamente Back 4 Blood tiene contratiempos que rompen la ilusión de querer enamorarse con este juego. Primero está la poca variedad de armas. Nadie espera un sistema de “crea tu propia arma” como el de Dead Rising en un Apocalipsis Zombie, pero las pocas opciones de escopeta, subfusiles y pistolas que Back 4 Blood presenta hacen que la acción de tiroteos se sienta monótona rápidamente. Incluso el modo Zombies en Call of Duty tenía el suficiente humor como para incluir esa pistola alienígena o contar una reimaginación de una película de terror de bajo presupuesto; aquí rara vez se puede sentir esa clase de diversión. A esto también tenemos que agregar fallas técnicas que, si bien no son terribles, son lo suficiente para desencantarnos con la experiencia en más de una ocasión.
La pregunta ahora es: ¿Vale la pena comprarlo? Por un lado, Back 4 Blood ofrece cross play, hay secuencias divertidas muy al estilo de las B-Movies y logra satisfacer la necesidad de un shooter cooperativo con temática de zombies que hemos tenido desde que Left 4 Dead 3 se perdió en el abismo. Por otro lado, Back 4 Blood se siente como un juego viejo, para bien y para mal: no es innecesariamente complejo, pero se siente tosco en sus mecánicas como si no aprovechara los avances de los últimos años. Es Left 4 Dead 3, si Left 4 Dead 3 hubiese salido dos años después de Left 4 Dead 2.
Por su precio actual, no es una compra recomendable, pero el potencial de ser una experiencia multijugador excelente con futuros parches y una disminución en su precio está ahí. Eso sí, nunca debes de comprar o apoyar algo por lo que PUEDE llegar a ser, sino por lo que es en el momento cuando lo topas, y un potencial brillante no alcanza para que ignoremos que Back 4 Blood tiene un brillo decepcionante.
Para todos los que exigían una tercera entrega de Left 4 Dead, tenemos ahora Back 4 Blood, una secuela espiritual desarrollada por las mismas mentes creativas
El ADN que une a Back 4 Blood con su ancestro Left 4 Dead es más que obvio. La dinámica de equipo, las mecánicas de disparo, las distintas clases de enemigos y ese constante reto de hacer lo que sea por sobrevivir se sienten directamente extraídos de Left 4 Dead.
7
Historia:
6
Música:
7
Jugabilidad:
7
Graficós:
8