Por prácticamente dos décadas, la saga de Call of Duty se ha distinguido como uno de los grandes exponentes del género de disparos en primera persona. No obstante, con tanto tiempo en este negocio, a nadie sorprende que la franquicia haya tenido uno que otro altibajo, o que hoy en día simplemente no brille como en sus años de gloria. Call of Duty: Vanguard, la entrega más reciente, no pretende corregir esto, pero es en definitiva un testamento de que la fórmula de la franquicia (en manos y dosis correctas) todavía tiene lo necesario para mandarnos en una entretenida y eufórica aventura.
Para dar un juicio justo a Vanguard tenemos que dividir al juego en dos grandes partes: la campaña de un sólo jugador y el apartado multijugador. Empezando por la primera, podemos decir sin reparo que Vanguard se atreve a crear la narrativa más ambiciosa de la serie hasta ahora; no lo decimos tanto por la escala de sus eventos, sino por la complejidad de sus personajes y la clara intención de querer entregar algo que se parezca más a una película de guerra de alto presupuesto y no a la típica historia de tu FPS moderno. En Vanguard seguimos la aventura de un equipo de élite de las Fuerzas Aliadas en una misión secreta en territorio nazi. En contra de ellos tenemos a un oficial de la Gestapo y a otro de la SS, ambos despiadados e intimidantes de formas distintas. Si esta breve sinopsis recuerda a la trama de “Bastardos Sin Gloria” es porque esa fue la total intención del equipo creativo; no tanto recrear la atmósfera de una producción de Tarantino, sino canalizar ese lado un poco más humano y tenso de las historias de guerra. Ayuda mucho, claro, que gracias a los gráficos de nueva generación, Vanguard se ve casi igual de bien que la vida real: el juego de luces y sombras es dinámico y ayuda a invertirnos en la atmósfera de la escena; las animaciones faciales de los personajes se ven realistas, muy lejos del uncanny valley que estábamos todavía cruzando tan sólo unos años atrás. Vanguard despega con una secuencia de persecución y tiroteos a bordo de un tren, y si esos minutos de tensión y acción no logran capturarte en su mundo, quizá deberías de reconsiderar porqué compras juegos de FPS en primer lugar.
Esta es sólo la mitad de la historia en Vanguard, claro, pues su apartado multijugador conforma el otro 50% (para algunos 70%) de su valor de compra. Uniendo estos dos extremos de Vanguard, por supuesto, está su desempeño técnico y mecánico. En este sentido no hay mucho que decir fuera de lo obvio: Vanguard pule lo que ya era de entrada un sistema de disparos y movilidad sólido, integrando esos ligeros cambios cuando tomamos un arma en particular o la escena exige más sigilo que violencia directa.
Aunque los tiroteos no se sienten mucho más vertiginosos, los intentos por darle mayor verticalidad al combate mantienen los enfrentamientos lejos de ser monótonos. Lo que sí podemos aplaudir de Vanguard es que al apegarse a las tradiciones de Call of Duty en cuanto a jugabilidad nos entrega esa famosa “power fantasy” en la que podemos sentirnos como héroes de acción en la vena de Schwarzenegger o Stallone a la hora de entrar en combate o ir cazando nazis uno a uno entre las sombras. Además, estos detalles técnicos hacen mancuerna excelente con el multijugador.
Como dijimos, el apartado multijugador de Vanguard es una parte importante (para algunos es la más importante), y aunque la jugabilidad no es particularmente novedosa, los mapas de esta entrega han sido diseñados para enfatizarla de una manera que nunca habíamos visto. Puesto en términos sencillos, esta es quizá la mejor colección de escenarios multijugador en un Call of Duty en memoria reciente; cada uno de ellos obliga al jugador a reimaginar su estrategia, algo que no es para nada molesto cuando recordamos lo sólida que es su jugabilidad en primer lugar. A diferencia de las entregas de años pasados, Vanguard no aburrirá fácilmente a sus jugadores, pero sí se queda algo lejos de ser una carta fuerte para llamar la atención de nuevos fanáticos o de aquellos que simplemente toparon con pared dentro de universo de Call of Duty.
En conclusión, Vanguard es, con todos sus triunfos, una adición consistentemente buena a la franquicia de Call of Duty. Su empeño en entregar una narrativa que rivaliza con las de Hollywood en su campaña, los esfuerzos por aprovechar al máximo los gráficos de nueva generación y un apego a la fórmula clásica de Call of Duty que entrega saludables dosis de acción a cada vuelta hacen que no dudemos en recomendarlo.
No obstante, se sienten como si estos puntos a favor sirvieran más para emocionar a los que ya tenían en mente agregar la nueva entrega de Call of Duty a su colección y no para convencer a los detractores de la franquicia en darle una segunda oportunidad. Call of Duty: Vanguard es bueno, pero no excelente, al menos no de la forma que la franquicia podía serlo.
Por prácticamente dos décadas, la saga de Call of Duty se ha distinguido como uno de los grandes exponentes del género de disparos en primera persona.
Vanguard despega con una secuencia de persecución y tiroteos a bordo de un tren, y si esos minutos de tensión y acción no logran capturarte en su mundo, quizá deberías de reconsiderar porqué compras juegos de FPS en primer lugar.
7.5
Jugabilidad:
7
Historia:
7.5
Graficós:
8.5
Música::
7