Usualmente las secuelas que más éxito tienen se construyen sobre las sólidas bases de su predecesor. Tienden a ya sea reinventar por completo la fórmula que vino antes o expandirla a una escala completamente nueva; independientemente de qué ruta tomen, si las cosas se hacen con la atención debida, terminan evocando nuevas y emocionantes mecánicas de juego, desarrollando personajes a través de historias atractivas y cambiando el diseño de la misión para ofrecer variedad. Horizon Forbidden West hace esto con aplomo, basándose en los cimientos ya impresionantes de Horizon Zero Dawn de 2017 para contar una historia emocionante llena de explosivos combates contra enemigos robóticos y secuencias de acción de gran éxito, pero también agrega todos esos detalles en el mapa que esperamos encontrar en lo que es esencialmente un mundo abierto y misiones secundarias que vibran con la misma esencia de un ROG. Hay un sentimiento genuino de exploración y un montón de secretos esperando a ser descubiertos aquí. Tenemos entre manos una fantástica aventura de acción que, a pesar de caer en algunos de sus viejos hábitos, vive a la altura del hype que inició hace cinco años.
Comencemos por la ambientación. La batalla entre lo natural y lo firmemente antinatural está en todas partes en el Oeste Prohibido. Desde las enredaderas que estrangulan los restos del puente Golden Gate de San Francisco hasta las máquinas creadas por el hombre con apariencia de animales que deambulan por la tierra, siguiendo los pasos de sus creadores muertos hace mucho tiempo. Es una vista cautivadora, si bien un poco aterradora. Este choque de mundos también tiene lugar dentro de Aloy, quien al ser una combinación complicada de vida humana y sintética, es una yuxtaposición andante. Su conflicto interno impulsa la trama y le da un toque personal a lo que de otro modo podría ser un juego post apocalíptico que sigue la rúbrica típica. El paisaje, claro, no es lo único que exige nuestra atención en Forbidden West, pues Aloy se encuentra en una misión urgente llena de misterio, sobre todo en sus personajes, muchos de los cuales están firmemente establecidos en la zona gris entre amigos o enemigos.
Guerrilla definitivamente ha aprendido finalmente a encontrar un equilibrio entre la construcción del mundo y contar una historia coherente. Horizon Zero Dawn abordó algunas ideas grandes y ambiciosas, pero a veces tropezó cuando se trataba de transmitirlas de una manera atractiva. Aquí no tenemos ese contratiempo, sólo una continua entrega de emociones fuertes, momentos contemplativos y secuencias enganchantes que no nos dejan olvidar la premura de nuestra aventura.
Claro, por más que nos encante el frenesí y la facilidad con la que Forbidden West puede dárnoslo, su gameplay no es solo disparar a diestra y siniestra nuestro arco y esperar lo mejor. Un acercamiento sigiloso, al acecho para atacar en silencio desde la hierba alta, puede ser la ruta más inteligente al comienzo de una pelea, ya que es probable que te metas en más problemas cuando te superen en número. Incluso las máquinas menos letales, como los Skydrifters que se lanzan como flechas y los Scrappers que se abalanzan sobre ellos, representan una amenaza en número y, si no se controlan, desatarán implacablemente ataque tras ataque. Al igual que en Zero Dawn, los cuerpos de estos enemigos están cargados de puntos débiles que te permiten afectar la forma en que luchan y cambiarla a tu gusto, por lo que la estrategia y paciencia son partes fundamentales del combate. Eso sí, habrá la oportunidad de dejarnos llevar por la acción, y en estas ocasiones la pieza central del arsenal de Aloy sigue siendo el arco y la flecha, con muchas versiones diferentes en oferta.
La clave es mezclar y combinar para asegurarse de tener todos los diferentes tipos de daño elemental que necesitamos; el siguiente paso es ser lo suficientemente hábiles para alcanzar aquellos objetivos de rápido movimiento. No hay nada mejor que desatar flecha tras flecha en el punto débil brillante de nuestros enemigos. Es obvio, además, que se saca lo mejor del control DualSense de PlayStation 5, que permite sentir cómo se tensa la cuerda del arco en el dedo del gatillo poco a poco antes de liberar la flecha por el aire. Esto, y los ya mencionados marcadores de puntos débiles, hacen de cada encuentro triunfal todo un deleite. Si quieres profundizar más sobre cómo acabar con las amenazas robóticas, los árboles de habilidades de Aloy son extensos y te permiten adaptar exactamente cómo quieres jugar, sin duda ofreciendo un menú mucho más extenso para elegir que el original.
Vale la pena agregar que pese a todo esto, Forbidden West no es un juego perfecto. Hablando del combate, hay momentos en que su fórmula puede sentirse repetitiva, y realmente recae mucho en la voluntad del jugador por experimentar para evitar la monotonía. La trama y sus personajes, si bien excelentes en general, no siempre alcanza las notas emocionales que se buscan y resulta en momentos incómodos donde en lugar de conectar con la escena nos vemos deseando que se termine para ir a la que sigue. Forbidden West, no obstante, es más que sus errores: es una armonía entusiasta de hermosos paisajes naturales y máquinas temibles, es uno de los juegos visualmente más impresionantes y una secuela digna de su predecesor.
Una combinación triunfal de combate apasionante, diseño de personajes y criaturas de primer nivel y un mundo abierto cautivador, Horizon Forbidden West es una explosión absoluta de emociones y un claro ejemplo del poder del PlayStation 5. Si todavía te faltaban razones para dar el salto a una nueva generación de consolas, este es quizá el mejor argumento a favor que podemos encontrar.
Horizon Forbidden West es una explosión absoluta de emociones y un claro ejemplo del poder del PlayStation 5
Horizon Forbidden West hace esto con aplomo, basándose en los cimientos ya impresionantes de Horizon Zero Dawn de 2017 para contar una historia emocionante llena de explosivos combates contra enemigos robóticos y secuencias de acción de gran éxito.
9.5
Historia:
9.5
Jugabilidad:
9
Música:
9.5
Graficós:
10